domingo, junio 25, 2006

Aquel restaurante erótico del que te hablé.

-H-hola - posteó él, titubeando.

Hacía un tiempo que no actualizaba su blog, y sus dedos temblaban sobre el teclado como tiembla un flan sobre un teclado de ordenador en el que se escribe con dudas. Había olvidado la sensación de volcar información sobre la red de comunicación universal, impunemente, desde su casa. Libre como un flan libre.

Hey! Desde este púlpito autoerigido, me permito reproducir el primer artículo de un compendio de lecciones éticas y morales sobre la vida, inscrito de algún modo en la consciencia universal. Allá va.

No es cierto aquello de “Bueno, tranquilo, DE TODO SE APRENDE”. Para eso están las películas. Para complementar la experiencia personal y ayudarnos a crear el andamiaje de nuestros propios códigos morales. Y ahí va un ejemplo definitivo: si para aprender que MATAR A OTRO HOMBRE ES MALO tuviéramos que asistir a una ejecución en directo y sentir como salpican en nuestra cara sus últimos pensamientos… Bueno, veo que pilláis la idea. I mean, de algún modo hay ciertas cosas que se aprenden sin necesidad de experimentarlas, y eso, la verdad, es cojonudo. Nos ayuda a ganar tiempo QUE TE CAGAS. Que el tiempo pasa, amigos, no lo olvidemos.

Así pues, propongo lo siguiente: veamos pelis, hagamos pelis. Ayudemos a ganar tiempo a la humanidad. Oye, es más: veamos pelis, y hagamos pelis teniendo en cuenta que hemos visto pelis (si eso es posible de evitar, que me consta QUE SÍ). Y ayudemos a ganar tiempo a los demás, teniendo en cuenta que nuestro objetivo final es hacer que LOS DEMÁS GANEN TIEMPO, Y NO LO CONTRARIO.

Por mi parte no os haré perder más el vuestro.

¡Hola de nuevo!